Se desconoce cuándo se inició esta tradición. En un principio tenía carácter militar, el grupo de Quintos estaba compuesto por aquellos hombres que eran “tallados” (medir y pesar) para hacer al año siguiente el servicio militar. En El Picazo esta práctica comenzó en 1762, cuando Alarcón, del cual dependía, perdió sus privilegios. No está claro si la tradición empezó en esta época, aunque es posible que tenga un origen anterior y que esté relacionada con el cambio de estación u otros ciclos agrarios.
En la actualidad, cada 30 de abril a medianoche, los Quintos y las Quintas, es decir, la juventud del pueblo que cumplen 18 años. se reúne en la puerta de la Iglesia para cantar Los Mayos. Antes de empezar, invitan al pueblo a magdalenas y zurra. Posteriormente, acompañados por una agrupación musical, recorren el pueblo cantando el Mayo a la Virgen, al monumento de las tradiciones del pueblo, al alcalde y a las mozas. Durante todo el recorrido, los Quintos y las Quintas transportan un carro lleno de pirotecnia. En la última parada, se liberan varias palomas que se encuentran en una pequeña jaula en la parte superior del carro y se procede a encender el mismo mediante una traca.
A primera hora de la mañana del día siguiente, el grupo de jóvenes recorren toda la localidad dibujando, con azulete, bromas, saludos, el año de la quinta o el gorro militar en las fachadas y aceras.
Esa misma noche del 1 de mayo, “los casados”, es decir un grupo de vecinos y vecinas del pueblo, junto al grupo de música de la noche anterior, cantan los Mayos en la puerta de la Iglesia. Cualquiera puede unirse a este grupo y participar en esta actividad.